Todos hemos tenido la sensación de rabia cuando queremos evocar el nombre de un actor, de una calle, de un pueblo o un restaurante que queremos recomendar a un amigo y no somos capaces de decirlo, se nos queda la palabra «en la punta de la lengua». Hoy en día podemos coger el móvil y buscarlo en Google, lo que nos ayuda a resolver nuestras dudas, pero no a que nuestro cerebro busque las estrategias para buscar la palabra concreta.

Por ejemplo, nos encontramos a alguien por la calle familiar, nos saludamos, reconoces su cara perfectamente, también nos acordamos de que era un compañero del instituto, del grupo de amigos con quien salía, del equipo que era, de la novia que tenía…pero no somos capaces de acordarnos de su nombre. Charlamos un rato con él, dando rodeos para evitar nombrarlo, te despides y cuando llegas a tu casa te acuerdas de como se llamaba. Esta sensación de frustración la padecen en todo momento los pacientes con afasia y en concreto con anomia.

A nosotros nos puede pasar con algún nombre en concreto, pero a las personas que padecen esta enfermedad también les pasa con objetos de lo más cotidiano como el teléfono, el pan o una mesa.

Definición y síntomas

Como os podéis imaginar, la anomia hace referencia a la presencia de dificultades para denominar un objeto o concepto, es decir, para acceder o producir el nombre o etiqueta con la lo designamos. Se trata de un problema que puede aparecer en muchas circunstancias, normalmente viene derivado de algún tipo de Daño Cerebral Adquirido como un ACV (Ictus), un Traumatismo Craneoencefálico, algún tumor cerebral o una demencia como el Alzheimer.

Por lo general la persona con anomia tiende a usar circunloquios para hacerse entender , utilizando gestos, dando un rodeo en la conversación o utilizando «muletillas» como «esto» o «este cacharro».

Los pacientes y sujetos que presentan anomia de forma frecuente suelen vivirla con malestar o incluso con ansiedad y depresión, ya que la mayoría son conscientes de qué quieren decir pese a no encontrar el modo de representarlo.

El concepto de Anomia fue por primera vez descrito por el sociólogo Emile Durkheim.

Tipos de Anomia

1. Anomia léxica

Es la más común, lo que falla es la capacidad de acceder a la palabra aunque se sepa perfectamente lo que queremos decir. Como en el ejemplo que pusimos al principio.

2. Anomia fonológica

Este tipo de anomia se da cuando a pesar de saber a qué concepto quiere hacer referencia y cuál es su nombre, el sujeto no es capaz de encontrar su representación a nivel fonético, no sabiendo qué debe decir para nombrarla. Es frecuente en las afasias en que está alterada la producción del lenguaje, como en la de Broca.

3. Anomia semántica

En este caso, el sujeto tiene dificultades tanto para acceder a la palabra como para reconocerla.

Tratamiento

En Impulsa Neuropsicología estamos especializados en el tratamiento de trastornos del lenguaje como la anomia o cualquier tipo de afasia.

Lo primero que haremos será una valoración cognitiva global y personalizada del paciente, para descartar otro tipo de problemas atencionales o de memoria. El tratamiento a aplicar dependerá de dónde se encuentre el problema. Una vez localizado el problema iniciaremos la rehabilitación del paciente, en los casos de Daño Cerebral como los ACVs, TCEs o tumores cerebrales nuestro objetivo será la recuperación del paciente, puede ser íntegra o parcial dependiendo del caso, en el caso de las demencias el objetivo será mantener el lenguaje y las demás capacidades el mayor tiempo posible, además de dotarles de estrategias para facilitarles la recuperación de las palabras que buscan tanto del léxico semántico como fonológico.

Entre las actividades a aplicar se ha demostrado la eficacia del uso de tareas de emparejamiento entre dibujos y palabras, listas de palabras que empiecen por determinada letra o sílaba, por categorías ( p.ej. tipos de frutas o animales )

En casos de anomia semántica, y en caso de las anomias puras o léxicas emplear tareas en las que se puedan emplear pistas fonéticas, tareas de completar palabras y/o oraciones o generación de rimas. En los casos de anomia fonológica suelen ser de utilidad la lectura en voz alta y tareas de imitación y repetición.

Tipos de ejercicios que se pueden realizar

De todas formas, siempre es mejor que un profesional como el neuropsicólogo o el logopeda guíe al paciente y a los cuidadores a la hora de realizar los ejercicios de rehabilitación.

Os dejo un vídeo con algunos ejemplos de ejercicios para trabajar la anomia en casa.

Jaime Naranjo Alcaide. Neuropsicólogo.

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Un comentario en «La Anomia tras el Daño Cerebral Adquirido»

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