Secuelas cognitivas, emocionales o conductuales
Muchas veces estas secuelas no son aparentes y pasan desapercibidas pero en ocasiones las mismas pueden afectar de forma más profunda a la vida del paciente. Estamos ante los casos de pérdida de memoria, incapacidad para mantener la atención, desorientación, labilidad emocional, presentación de conductas impulsivas, irritabilidad excesiva.
Aquí es donde el neuropsicólogo debe actuar, detectando que secuelas tiene cada paciente y preparando un modelo de terapia orientado a trabajar en la rehabilitación. Por otro lado, es importante que el profesional ayude al paciente a entender su enfermedad, ya que en estos casos es muy común que aparezcan problemas emocionales como la depresión.