Son malos tiempos para «dormir a pierna suelta», la pandemia provocada por la COVID-19, los problemas sanitarios, económicos o la incertidumbre nos pueden provocar ansiedad y depresión. Esto nos perjudica en nuestro sueño diario.
Hace poco publicábamos en las redes sociales una noticia en la que se decía que la falta de sueño prolongada podría ser un factor de riesgo para padecer Alzheimer. Todos sabemos lo importante que es el sueño para nuestra vida diaria, para estar frescos para trabajar, estudiar o la vida familiar. En este artículo vamos a repasar los principales trastornos del sueño que nos impiden tener mejor rendimiento en lo que nos propongamos. Cada uno necesita dormir un número de horas, depende de cada persona, pero lo normal sería entre 7 y 9 horas. La falta de sueño puede provocar una serie de problemas como:
- Falta de concentración
- Pérdida de memoria
- Propensión a la irritabilidad
- Reducción de reflejos
- Cansancio visual
A continuación, vamos a describir los principales trastornos del sueño.
Insomnio
Todos lo hemos sufrido alguna vez por alguna preocupación, ansiedad o depresión. Se trata de la incapacidad para dormir toda la noche. A algunos les cuesta conciliar el sueño según se acuestan (Insomnio de conciliación) y hay otros que se despiertan muy temprano y ya no son capaces de quedarse dormidos (Insomnio de mantenimiento).
Para tratar el insomnio a corto plazo los médicos suelen recetar pastillas para dormir, al principio es efectivo, pero a largo plazo nuestro cuerpo desarrolla tolerancia y dejan de funcionar. Además crean dependencia y a la larga pueden generar problemas de memoria, entre otros.
Dentro del insomnio se produce el efecto de “piernas inquietas” consiste en un hormigueo en las piernas que obliga al paciente a moverlas. Se produce por la noche y dificulta el sueño.
Apnea del sueño
Es un trastorno habitual en el que la persona que lo sufre hace una pausa en la respiración durante el sueño. Suele durar poco tiempo y la persona recupera su respiración normal con un ronquido fuerte. Normalmente es un trastorno crónico que altera el sueño ya que ocurre en la fase REM y se pasa a un sueño ligero provocando que la persona no descanse correctamente.
La persona no se suele dar cuenta y suele ser una persona allegada al que lo padece. El tipo más común es la apnea del sueño obstructiva, que se debe a una obstrucción en las vías respiratorias que impiden que el aire pase. Normalmente es más frecuente en personas con sobrepeso.
Si no se trata correctamente puede haber graves consecuencias porque en los periodos de anoxia (falta de oxígeno en el cerebro) se pueden dañar neuronas asociadas al sueño. Y aumentar la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco.
Narcolepsia
Son ataques de sueño durante el día, que suelen durar de 2 minutos a 30, aunque el sujeto esté descansado. Las personas que la padecen se duermen en momentos inesperados, también pueden tener falta de control muscular durante situaciones emotivas o tener alucinaciones. La narcolepsia suele ser hereditaria en familias con antecedentes de trastornos del sueño y también se observan en personas con alguna lesión cerebral o TCE.
Es peligroso ya que puede ocurrir conduciendo, hablando o paseando simplemente. Estas personas carecen del sueño de ondas lentas y pasan directamente a la fase REM.
Dentro de esta enfermedad encontramos algunas variantes como son la cataplejía: Es una parálisis total que ocurre durante la vigilia. La persona sufre debilidad muscular y puede quedar totalmente paralizada y caer al suelo. Lo que ocurre es que el fenómeno del sueño REM se produce en un momento inapropiado. La persona está consciente durante estas crisis.
- Alucinaciones hipnagógicas: Ensueños vividos que ocurren antes de que la persona se duerma. Son sueños mientras se está despierto.
- Parálisis del sueño: Suele darse justo antes del sueño o al despertar por la mañana pero en un momento en el que no representa peligro para la persona.
Pesadillas
Todos hemos tenido pesadillas alguna vez. Se trata de uno de los trastornos del sueño más recurrentes en la infancia. Son parasomnias que se viven de forma muy real durante la fase REM y son atemorizantes. Se deben a problemas emocionales y las personas que lo sufren suelen despertar con taquicardias, sudoración y agitación.
Sonambulismo
La persona dormida se levanta, camina y habla como si estuviera despierta. La persona no es realmente consciente de esto. Por lo que se pueden presentar situaciones peligrosas que pueden hacer necesario cerrar puertas y ventanas con llave para impedir accidentes. Tras un episodio de sonambulismo los afectados suelen sentir cansancio al día siguiente. No se debe despertar a las personas mientras se encuentran deambulando, para evitar despertares bruscos que someten a mucha tensión a quiénes los sufren. Aunque si se recomienda acompañarlas nuevamente a la cama para que continúen durmiendo plácidamente.
Las manifestaciones de sonambulismo se suelen suceder durante las primeras etapas de la noche, y son más frecuentes en niños y adolescentes, con tendencia a desaparecer a medida que se avanza en edad.
Terrores nocturnos
Asociado al sonambulismo con el que parecen compartir su origen neurológico. En ellos se produce un brusco despertar con manifestaciones de angustia y llanto, pero son episodios que no se recuerdan al día siguiente.
Hipersomnia
Es una continua sensación de sueño fuera de las horas de descanso. Es muy limitante porque produce un estado de cansancio constante.
Dependiendo del trastorno que se padezca se requerirá de un tratamiento o de otro. Lo fundamental es acudir a especialistas que estudien nuestro caso de forma individualizada. Desde Impulsa Neuropsicología damos unas pautas para una buena higiene del sueño y además tratamos la depresión y la ansiedad que provoca el insomnio.
Jaime Naranjo Alcaide. Neuropsicólogo
M-32592